¿Cómo se identifica una droga depresora?

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¿Cómo se identifica una droga depresora? Los depresores reducen la excitación y la estimulación. Afectan al sistema nervioso central, ralentizando los mensajes entre el cerebro y el cuerpo. Pueden afectar a la concentración y la coordinación y ralentizar la capacidad de respuesta de una persona ante situaciones inesperadas. 

 

¿ Qué son los depresores?

 

Los depresores, también conocidos como depresores del sistema nervioso central, son fármacos que ralentizan la actividad cerebral. Esto los hace eficaces para tratar muchas enfermedades. Se utilizan para tratar diversos trastornos, dolor e incluso convulsiones. 

¿Quién debe tomar depresores?

 

Las personas deben tomar depresores si así se lo ha aconsejado su profesional sanitario. Estos medicamentos pueden ser seguros si se toman según lo prescrito, no se combinan con alcohol u otras drogas y no se utilizan mientras se conduce o se maneja maquinaria pesada. Ya que aquellos que los toman pueden tener dificultad para hablar y para concentrarse. También pueden quedarse dormidos en el trabajo o en la escuela.

 

Los tranquilizantes y otros depresores son cápsulas o comprimidos de colores brillantes que se pueden adquirir legalmente a través de un médico por razones específicas. Sin embargo también  se puede abusar ilegalmente de ellas. Cuando se utilizan según lo prescrito, estos pueden calmar los nervios y relajar los músculos. Aunque, las dosis mayores o inadecuadas pueden provocar confusión, falta de coordinación, tensión arterial baja y disminución de la frecuencia cardiaca y respiratoria. 

 

Los depresores son adictivos y los síntomas de abstinencia incluyen ansiedad, insomnio y convulsiones. Estos son muy peligrosos  e incluso dosis muy grandes pueden impedir la respiración o causar la muerte.

 

Usos de los depresores:

 

Estos pueden ser útiles para tratar diversos trastornos, dolor e incluso convulsiones. Incluso condiciones como el estrés agudo, la ansiedad, los ataques de pánico y los trastornos del sueño. También pueden aliviar los síntomas asociados a:

 

  • Trastornos de ansiedad (ansiedad social, ansiedad generalizada)
  • Trastorno de pánico.
  • Trastorno de estrés postraumático.
  • Depresión.
  • Insomnio.
  • Trastorno obsesivo-compulsivo.
  • Convulsiones.

 

¿Cómo se utilizan los fármacos depresores?

 

El modo de empleo, depende del tipo específico de depresor. Por ejemplo, el alcohol se bebe y las benzodiacepinas suelen tragarse, pero también pueden inyectarse. En general, los depresores pueden ingerirse, beberse, inyectarse, esnifarse o inhalarse.

 

Condiciones:

 

Los depresores afectan a cada persona de forma diferente, dependiendo de:

 

  • La talla, el peso y la salud.
  • Si la persona está acostumbrada a tomarlo.
  • Si se toman otras drogas al mismo tiempo.
  • La cantidad tomada.
  • La potencia de la droga (varía de un lote a otro en el caso de las drogas producidas ilegalmente).

 

La aparición y los efectos de los depresores varían según el tipo y la sustancia química específica. Algunos pueden actuar de forma instantánea y sus efectos duran poco tiempo (como los inhalantes). Mientras que, en el caso de otros depresores, los efectos pueden tardar más en iniciarse y su desaparición puede ser más lenta.

 

En general, cuando se toman dosis pequeñas o bajas, se pueden experimentar los siguientes efectos:

 

  • Reducción de las inhibiciones.
  • Mejora del estado de ánimo.
  • Reducción de la ansiedad y el estrés.
  • Disminución del tiempo de reacción.
  • Deterioro del juicio.
  • Respiración más lenta.
  • Mayor riesgo de accidentes o lesiones.

 

Las dosis más altas pueden provocar:

  • Problemas de juicio y coordinación.
  • Vómitos.
  • Respiración irregular o superficial.
  • Desmayos y pérdida de memoria.
  • Inconsciencia.
  • Coma.

 

Efectos negativos del consumo de depresoras

 

El consumo prolongado puede producir diversos efectos negativos, dependiendo del tipo de depresor utilizado y la gravedad del abuso. Los consumidores crónicos pueden desarrollar tolerancia. Otro posible efecto secundario es la sobredosis.

 

Los depresores no deben combinarse con ningún medicamento o sustancia que produzca sedación. Incluidos los analgésicos de venta con receta, ciertos medicamentos de venta libre para la alergia y el alcohol. Si se combinan, pueden ralentizar la respiración, la frecuencia cardiaca o respiratoria, lo que puede ser mortal. Este riesgo se agrava si se utilizan depresores para contrarrestar los efectos de drogas estimulantes, como la cocaína o el Adderall. 

 

Tolerancia y dependencia

 

Aquellos que consumen depresores con regularidad pueden desarrollar dependencia y tolerancia. La tolerancia significa que necesitan tomar mayores cantidades para obtener el mismo efecto.

 

Las personas psicológicamente dependientes pueden sentir el impulso de consumirlos cuando se encuentran en determinados entornos o socializan con amigos. En el caso de la dependencia física, el organismo se adapta a los depresores y se acostumbra a funcionar con ellos. Cabe destacar que, aquellos que dependen de depresores  corren el riesgo de descubrir que el consumo, se ha convertido en lo muy importante. Lo que dificulta el abandono de dicha droga.

 

Efectos a largo plazo

 

La tolerancia a muchos depresores puede desarrollarse rápidamente, necesitando dosis mayores para conseguir el mismo efecto. Al intentar alcanzar el mismo efecto de antes, el consumidor puede llevar su dosis a un nivel que le provoque un coma o incluso la muerte.

 

El consumo prolongado puede producir depresión, fatiga crónica, dificultades respiratorias, problemas sexuales y problemas de sueño. A medida que aumenta la dependencia, los antojos son más frecuentes. Al igual que la ansiedad o el pánico, si el consumidor no puede conseguir más, a parte de síntomas como insomnio, debilidad y náuseas. Aquellos consumidores continuos de dosis elevadas, también pueden llegar  padecer agitación, temperatura corporal elevada, delirio, alucinaciones y convulsiones. A diferencia de la abstinencia de la mayoría de las drogas, la abstinencia de los depresores puede poner en peligro la vida. 

 

Las distintas clases de depresores actúan de formas diferentes, pero todas tienen la capacidad de reducir la actividad del sistema nervioso central y disminuir los niveles de conciencia en el cerebro. Aunque todos comparten esta capacidad, existen diferencias significativas entre las sustancias de esta clase. En particular, algunas se consideran generalmente más seguras y se prescriben más que otras. 

 

Sin embargo, es importante tener en cuenta que casi todos pueden crear adicción y sólo deben utilizarse según lo prescrito. Algunos a veces son denominados sedantes o tranquilizantes, aunque estos términos se aplican más bien a categorías específicas de depresores.

 

Barbitúricos

 

Antes se consideraba que los barbitúricos eran un depresor generalmente seguro, pero los problemas de abuso, adicción y sobredosis no tardaron  tras su prescripción generalizada. Estos fármacos pueden generar una sensación de euforia y relajación, incluso cuando se toman en pequeñas dosis, lo que fomenta el abuso.

 

Los barbitúricos también han demostrado tener un impacto dramático en los patrones de sueño, dando lugar a la supresión del sueño REM. En respuesta a los índices de abuso especialmente elevados, registrados entre los años 50 y 70, se desarrollaron y popularizaron las benzodiacepinas. Las cuales se consideran menos adictivas y menos propensas a provocar sobredosis.

Dado que el potencial tanto de adicción como de sobredosis es tan elevado, este tipo de fármacos ya no se utilizan habitualmente para tratar la ansiedad y los problemas del sueño.

 

Benzodiacepinas

 

Las benzodiacepinas, a veces denominadas “benzos”, son depresores del sistema nervioso central que se recetan para tratar la ansiedad, los trastornos del sueño, las convulsiones y otras reacciones agudas de estrés.Las más comunes son Valium, Xanax y Ativan.

 

Estas son muy eficaces en el tratamiento de la ansiedad y el insomnio debido a sus propiedades inductoras del sueño, sedantes y relajantes musculares. A pesar de ser consideradas seguras para el tratamiento a corto plazo, su uso prolongado o ilícito puede provocar tolerancia, adicción y síntomas de abstinencia al dejar de tomarlas o reducir rápidamente su consumo. 

 

Somníferos

 

Esta categoría de depresores incluye los somníferos no benzodiacepínicos, conocidos como fármacos Z. Estos fármacos están diseñados para tratar específicamente el insomnio y otros trastornos del sueño.

 

Estos somníferos son químicamente distintos de otros depresores. A diferencia de las benzodiacepinas, los fármacos Z no reducen la ansiedad. Se cree que tienen menos efectos secundarios y menos riesgo de adicción que las benzodiacepinas; sin embargo, su uso prolongado puede provocar dependencia y adicción.

 

Opiáceos

 

Los opioides son los analgésicos más recetados en gran parte del mundo. Existen varios opioides diferentes, entre los que se incluyen medicamentos legales de venta con receta, como codeína o hidrocodona.  Como también, drogas ilegales de venta en la calle, como la heroína.

 

Aunque los opioides varían enormemente en potencia, potencial adictivo y otros aspectos, suelen ser muy similares químicamente y suelen tener efectos parecidos. Aunque estos se consideran extremadamente eficaces para tratar el dolor, también son algunas de las drogas más adictivas y peligrosas del mundo.

 

Abstinencia

 

Abandonar los depresores después de consumirlos durante mucho tiempo es un reto porque el cuerpo tiene que acostumbrarse a funcionar sin ellos. La gravedad de los síntomas de abstinencia dependerá del tipo de depresor, pero en general los síntomas de abstinencia deberían remitir en unos 5 o 7 días.

 

Los síntomas de abstinencia varían de una persona a otra, pero en general la abstinencia de los depresores puede incluir:

 

  • Síntomas de resfriado o gripe.
  • Dolor de cabeza.
  • Sudoración.
  • Dolores y molestias.
  • Dificultad para dormir.
  • Náuseas.
  • Cambios de humor.

 

Consecuencias de la abstinencia en el sistema nervioso central

 

La interrupción del consumo de depresores puede provocar síndrome de abstinencia. Debido a la forma en que los depresores afectan a la química cerebral y ralentizan la actividad, el síndrome de abstinencia puede ser grave y repentino. 

 

Muchas personas que sufren de abstinencia de benzodiacepinas o los barbitúricos, experimentan también un efecto rebote. En el cual, la enfermedad para la que tomaban el sedante, vuelve con más fuerza que antes. Una persona que esté pensando en dejar de tomar un depresor del sistema nervioso central, o que lo haya dejado y sufra síndrome de abstinencia, debe buscar inmediatamente tratamiento médico.

 

Otros síntomas de abstinencia son:

 

  • Insomnio.
  • Inquietud.
  • Náuseas
  • Vómitos.
  • Temblores.
  • Debilidad.
  • Sudoración excesiva.
  • Irritabilidad.
  • Alucinaciones.
  • Ansiedad.
  • Ataques de pánico.
  • Temblores corporales.
  • Convulsiones.
  • Depresión.
  • Rigidez o dolor muscular.
  • Cambios en la percepción.
  • Palpitaciones.
  • Tensión.
  • Problemas de memoria.
  • Aumento de la presión arterial y del pulso.
  • Hipersensibilidad a la luz y al sonido.
  • Dolores y molestias.

 

La abstinencia de los depresores puede tener complicaciones potencialmente mortales. Estos riesgos se amplifican cuando alguien abandona el consumo de estos fármacos por su cuenta o intenta dejar de tomarlos “de golpe”. La desintoxicación médicamente asistida es la forma más segura de abandonar los depresores, ya que los médicos pueden reducir gradualmente el consumo y recetar medicamentos para aliviar los síntomas debilitantes de la abstinencia.

 

Señales de abuso de depresores

 

El principal signo de abuso de depresores es tomar los fármacos sin indicación médica o fuera de las pautas prescritas por un médico. Algunos signos de alarma incluyen:

 

  • Comportamiento reservado o anormal.
  • Cambios de humor.
  • Períodos de depresión o apatía.
  • Falta de energía o motivación.
  • Síntomas de abstinencia .
  • Fracaso en los intentos de abandonar el consumo.

 

Otro signo revelador de abuso, es la mezcla de depresores con otras drogas. Incluidos los opiáceos y el alcohol, para aumentar sus efectos. Esto puede provocar graves reacciones adversas para la salud y, posiblemente consecuencias mortales.

 

¿Qué es lo más importante que se debe saber sobre los depresores?

 

Algunas personas experimentan efectos secundarios graves al tomar depresores, como ideación suicida y convulsiones que requieren atención médica inmediata. Cuando se ha recetado un depresor es importante que se sepa que puede provocar somnolencia y disminución de la inhibición. Es importante recordar que estos son una clase de fármacos con riesgo de abuso y adicción. 

 

Cómo obtener ayuda

 

Si el consumo de depresores está afectando a su salud, su familia, sus relaciones, su trabajo, sus estudios, sus finanzas u otras situaciones vitales, o si está preocupado por un ser querido, puede encontrar ayuda y apoyo.

 

¿Dónde encontrar ayuda?

 

El centro de tratamiento Hacienda del Lago adaptará los planes de tratamiento a cada persona e incluirá distintos tipos de terapias para ayudar al paciente a sustituir los comportamientos negativos por otros más saludables. Si un ser querido está luchando con una adicción a los depresores, contáctenos hoy para recibir más información sobre nuestros servicios.

 

Dirección: Callejón del Arroyo # 160, Fraccionamiento Villa Nova.

Ajijic, Jalisco. México. C.P. 45920.

Teléfonos: +52 (376) 766 4018 / 2220

WhatsApp: + 52 1 (33) 2019 6536

Email: informes@haciendadellago.com.mx






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