¿Por qué la adicción es una enfermedad? La adicción se ha descrito como un trastorno médico que afecta al cerebro y modifica el comportamiento. Diversas sustancias, como el alcohol, las drogas ilícitas, los medicamentos con receta e incluso algunos medicamentos de venta libre, pueden favorecer el desarrollo de una adicción. Ciertos comportamientos, como el juego o el sexo compulsivos, también son considerados adicciones, pero se les llama adicciones conductuales.
¿Qué es una enfermedad?
Aunque la mayoría de las enfermedades están causadas por factores externos como bacterias, virus y toxinas, también pueden estar causadas por factores internos como la predisposición genética. Una cosa que todas las enfermedades tienen en común es que no son normales para el organismo.
¿Qué es la adicción?
La adicción implica un comportamiento compulsivo con el consumo de una o más sustancias sin tener en cuenta las consecuencias sanitarias y sociales. La adicción está causada por una combinación de factores conductuales, ambientales y biológicos. Por eso, es importante mencionar que en la formación de las adicciones nunca hay una sola influencia o motivo. Además, la adicción altera el funcionamiento normal del organismo. Este cambio en la funcionalidad puede tener efectos devastadores en el bienestar mental, físico y social del individuo.
¿Es el consumo de sustancias una elección?
Las decisiones tempranas de consumir sustancias se basan en gran parte en la propia elección de la persona, aunque a menudo ésta se ve afectada por su cultura y su entorno. Sin embargo, algunas personas corren más riesgo de desarrollar una adicción que otras. Esto se debe a determinados factores, como, por ejemplo:
- Antecedentes familiares de adicción.
- Trauma.
- Trastornos mentales no tratados, como depresión y ansiedad.
- Conflictos familiares.
Cuando el consumo de sustancias progresa hasta el punto de la adicción, la persona ya no elige consumir; ahora es dependiente de las sustancias. Un signo clave de la adicción es la pérdida de control sobre el consumo de sustancias.
¿Es la adicción una elección?
Algunos sostienen que la adicción no es una enfermedad porque:
- La adicción no es transmisible ni contagiosa.
- La adicción no es autoinmune, hereditaria ni degenerativa.
- La adicción es auto-adquirida, lo que implica que la persona se contagia a sí misma.
Los defensores de esta forma de pensar ponen mucho más énfasis en los factores sociales y ambientales de la adicción. Afirman que las adicciones pueden curarse encerrando a los adictos en una celda donde no tengan acceso a las sustancias, en lugar de, en los cambios cerebrales que se producen como resultado del abuso de sustancias.
Algunas escuelas del pensamiento consideran que el tratamiento de la adicción consiste en poco más que el individuo tome la decisión de dejar de consumir.
Sí, hay aspectos concretos de estas opiniones son difíciles de refutar. Por ejemplo, es cierto que la mayor parte del abuso de sustancias comienza con una decisión. Pero, aunque nadie obliga a una persona adicta a empezar a abusar de una sustancia, es difícil imaginar que alguien arruine voluntariamente su salud, sus relaciones y otras áreas importantes de su vida.
Seguramente, si superar la adicción fuera tan fácil como simplemente elegir dejarla, el problema de la adicción sería mucho más fácil de abordar y las recaídas no serían tan frecuentes.
Por eso, la adicción sí es una enfermedad. Como hemos mencionado anteriormente, deteriora múltiples aspectos de la vida de la persona, desde su organismo, hasta su entorno. Y no es menos importante mencionar que se trata de individuos que, en su mayoría, han tenido infancias difíciles, han sido víctimas de abuso, batallan contra enfermedades mentales y no tienen las herramientas para hacerle frente a estas situaciones. Por ello, muchos encuentran un refugio en las drogas, finalmente desarrollando una adicción.
¿Son las personas con adicción responsables de sus actos?
Las personas con un trastorno por consumo de sustancias pueden reducir su consumo o abstenerse, pero es mucho más difícil que para los demás. Al igual que cualquier otra enfermedad, las personas necesitan poder recibir un tratamiento y una atención de calidad y basados en pruebas.
Los individuos que luchan contra un trastorno por consumo de sustancias, pueden aumentar sus posibilidades de recuperación y supervivencia con la ayuda y el apoyo de la familia, los amigos y los compañeros; para acceder a la ayuda y permanecer en tratamiento. Pueden llevar vidas verdaderamente gratificantes y plenas.
La adicción es una enfermedad crónica
Una enfermedad crónica es una afección duradera que puede controlarse, pero no curarse. La mayoría de las personas que consumen sustancias no desarrollan una adicción y muchos jóvenes tienden a reducir su consumo una vez que asumen responsabilidades más adultas.
Aun así, entre el 25% y 50% de las personas con un problema de consumo de sustancias desarrollan un trastorno grave y crónico. Para ellos, la adicción es una enfermedad que requiere tratamientos intensivos y cuidados posteriores continuados, seguimiento y apoyo familiar o de compañeros para gestionar su recuperación.
La buena noticia es que incluso la forma más grave y crónica del trastorno por consumo de sustancias puede controlarse, normalmente con un tratamiento a largo plazo y un apoyo continuado para la recuperación en un centro de rehabilitación.
Si tienes un ser querido que lucha contra la adicción, no pierdas la esperanza. En Hacienda del Lago contamos con personal capacitado e instalaciones seguras para tratar a tu familiar y asistirlo a lo largo de su proceso de recuperación. No dudes en contactarnos.
¿Cómo afecta el consumo de sustancias al cerebro?
A medida que una persona sigue consumiendo sustancias, el cerebro intenta volver a un estado de equilibrio reaccionando menos a esas sustancias químicas gratificantes. Como resultado, una persona puede necesitar consumir más cantidad de la sustancia sólo para sentir lo mismo que sentía con cantidades menores. Esto se denomina tolerancia.
Las personas pueden tener fuertes deseos o impulsos de consumir la droga, aunque tenga consecuencias perjudiciales o peligrosas. Pueden tensar o arruinar las relaciones con las personas preocupadas por su consumo. A menudo, los adictos no hacen lo que deben hacer en casa, en la escuela o en el trabajo porque el consumo de sustancias se interpone en su camino.
Además, con algunas sustancias como la heroína, el fentanilo y otros opiáceos, la persona puede seguir consumiendo para evitar sentirse mal (lo que se conoce como síndrome de abstinencia). También puede perder el interés por las actividades normales de la vida, sus aficiones e intereses.
El cerebro tarda tiempo en recuperarse de un trastorno por consumo de sustancias. Por ello, las personas pueden correr un mayor riesgo de volver a consumirlas debido a los desencadenantes. Los desencadenantes incluyen personas, lugares y cosas asociadas con el consumo de sustancias. Ciertas personas pueden desencadenar el deseo de consumir sustancias o ver el consumo de sustancias en una película o en la calle puede provocar el impulso de consumir.
La adicción modifica el cerebro
La adicción cambia el funcionamiento del cerebro, modificando su estructura. Las drogas y el alcohol piratean el sistema de comunicación del cerebro e interfieren en el modo en que las células nerviosas envían, reciben y procesan la información.
El sistema de recompensa del cerebro se activa cuando hacemos algo que nos gusta: comer un trozo de nuestro pastel favorito, salir con los amigos o salir a correr, por ejemplo. Esa recompensa viene dada por la dopamina química. Las drogas o el alcohol desencadenan la liberación de dopamina.
¿Por qué son adictivas las drogas?
Siguiendo el argumento anterior, las personas se vuelven adictas a las drogas por muchas razones, pero uno de los principales factores que explican por qué las drogas son tan adictivas es el subidón gratificante y eufórico que provocan. Estas sustancias tienen el potencial de afectar significativamente a los sistemas cerebrales relacionados con el placer y la motivación, y dificultan la comparación con otros placeres naturales.
Todas las personas experimentan recompensas naturales en su vida, como una comida deliciosa, una canción favorita, la sensación placentera tras el ejercicio o la felicidad después del sexo, pero las drogas ofrecen algo más. El subidón que produce el abuso de drogas es mayor, más brillante, más fuerte y más gratificante que cualquier recompensa natural, y puede hacer que las recompensas naturales parezcan pequeñas, tenues y silenciosas en comparación.
El rol de la dopamina
En este sentido, la dopamina indica al cerebro que la experiencia de consumir una droga es importante y debe repetirse. El cerebro está programado para recordar a las personas, los lugares y las cosas asociadas al consumo, por lo que a la persona le resultará más fácil repetir la situación.
Con la repetición, estas ráfagas de dopamina indican al cerebro que valora más las drogas que las recompensas naturales. Esto puede hacer que una persona se sienta deprimida o emocionalmente insatisfecha en momentos en los que no está consumiendo drogas. Si las recompensas naturales son un plato de brócoli, las drogas son un enorme bol de helado, y el brócoli es aún menos apetecible después del helado.
Lo cierto es que la dopamina hace que nos sintamos bien y queramos seguir haciendo lo que estamos haciendo. También enseña al cerebro a repetir el comportamiento. Las señales activan el sistema de recompensa, alimentan los antojos y crean un bucle de hábitos. Cuando se consume una droga, el cerebro libera un torrente de dopamina.
Además, este órgano reacciona de forma exagerada y reduce la producción de dopamina para llevarla a un nivel normal. A medida que se mantiene el consumo de drogas, el cuerpo produce menos dopamina. Las cosas que proporcionaban placer ya no lo hacen. Es allí cuando nace lo que mencionamos anteriormente: la tolerancia.
¿Cómo influye la adicción en el comportamiento?
Algunas investigaciones han demostrado cómo la adicción modifica las áreas del cerebro encargadas del juicio, la toma de decisiones, el aprendizaje y la memoria, y el control del comportamiento. Si se intenta dejar de consumir sustancias, el cerebro trata de protegerse del dolor y la intensidad de los síntomas de abstinencia. Eso puede significar anular la voluntad de decir “no” a tomar una copa o consumir una droga.
Sabemos que conseguir la sobriedad es duro, y mantener el rumbo también lo es. Así es vivir con una enfermedad crónica. Para tener éxito hay que controlar los cambios cerebrales y aprender a modificar comportamientos profundamente arraigados. Y luego viene la parte más difícil para muchos: comprometerse a controlar los nuevos comportamientos durante el resto de la vida.
A veces es demasiado. Las recaídas ocurren, a menudo, muchas veces. No son un fracaso del tratamiento, sino una señal para retomar el camino. Eso puede significar hacer ajustes en el tratamiento o cambiarlo.
Tratamiento y recuperación
No existe un enfoque único. Conseguir el tratamiento adecuado para un adicto es un proceso, y navegar por el sistema actual requiere determinación y una revisión cuidadosa. En Hacienda del Lago contamos con tratamientos personalizados para la adicción, empleados por un equipo de especialistas totalmente preparados. Contáctanos hoy para recibir más información sobre nuestros servicios.
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