Cuando de adicciones se trata, la cocaína, más que cualquier otra droga, modifica el pensamiento y crea una sensación de poder, lo cual es sólo un espejismo.  Esta sustancia, que es altamente adictiva, provoca en el individuo que la consume una gran sensación de euforia. El adicto, durante sus períodos de abstinencia puede llegar a pensar que un mayor consumo se traduce en una mayor euforia, pero realmente no es así.

La realidad es que, mientras mayor sea la ingesta de cocaína, aparecerán peores síntomas, como irritabilidad, inquietud, ansiedad o paranoia, donde la persona puede incluso padecer alucinaciones.

Para ayudar a un adicto a la cocaína, es importante reconocer las señales de que el individuo se está volviendo dependiente de esta sustancia. Por ejemplo, los cambios de humor repentinos  sin razones justificadas son un síntoma clave para identificar esta adicción.

El consumo de cocaína también reduce el apetito, por lo que el aspecto de la persona va deteriorando notoriamente. A su vez, el adicto también podría llegar a justificar su comportamiento a través de mentiras constantes a los familiares.